viernes, 31 de enero de 2020
Padre Pedro Poveda
San Pedro Poveda Castroverde, humanista y pedagogo, tal como lo calificó la UNESCO en el centenario de su nacimiento, vivió las inquietudes de la gran crisis de valores y de formas de vida de principios del siglo XX. Fue un exponente de esa estrecha minoría cristiana preocupada por formular los principios básicos de una antropología, capaz de liberar al hombre de toda forma de enajenación y de rechazo a la trascendencia. El compromiso de Pedro Poveda con esta corriente de pensamiento constituye el fondo más profundo de sus Proyectos Pedagógicos.
En los últimos años de su vida Poveda insistió en la no violencia como método para solucionar los conflictos. “No hay que hacerse ilusiones -escribía en 1935-, la mansedumbre, la afabilidad, la dulzura son las virtudes que conquistan el mundo”. El 27 de julio de 1936, con 61 años y cuando acababa de celebrar la Eucaristía, fue detenido en su casa en Madrid. No ocultó su identidad como "sacerdote de Jesucristo”. A la mañana siguiente encontraron su cadáver protegido por el escapulario de la Virgen del Carmen.
miércoles, 15 de enero de 2020
María Baldoví y Natividad Medes, naturales de Algemesí, (Valencia) de la orden del Císter.
María Baldoví y Natividad Medes, nacidas en Algemesí, pertenecían al antiguo monasterio del Cister 'Fons Salutis' de Algemesí. María Baldoví sufrió martirio el 9 de noviembre de 1936 en la carretera de Almussafes.
Natividad Medes fue martirizada en la carretera de Algemesí a L'Alcudia el 12 de noviembre de 1936 junto con sus tres hermanos, dos de ellos religiosos carmelitas, Ernesto y Vicente, y un tercero, José, que los había escondido en su casa y que ya fue elevado a los altares el 11 de marzo de 2001 por el papa San Juan Pablo II en Roma, en la beatificación de 233 mártires de la persecución religiosa de 1936.
Fidela Oller, Josefa Monrabal y Facunda Margenat
Las tres religiosas mártires del Instituto San José de Gerona fueron beatificadas en la Catedral de Gerona (España). El Cardenal Angelo Amato destacó que las hermanas dieron su vida aunque “no eran una amenaza”.
Algo que se repite en la actualidad ya que, según ha dicho el Cardenal, “cada cinco minutos muere un cristiano a causa de su fe”. “Los cristianos están llamados en todos los tiempos a dar testimonio de fidelidad y alegría”, ha destacado.
Unas 1300 personas acudieron a Gerona (España) para la beatificación de las hermanas Fidela Oller, Josefa Monrabal y Facunda Margenat, que fueron de las primeras víctimas mártires por la persecución religiosa durante el verano de 1936, poco después del inicio de la Guerra Civil Española.
Concelebrando con el Cardenal Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, se encontraba el Obispo de Gerona, Mons. Francesc Pardo, y el Cardenal Antonio Cañizares, Arzobispo de Valencia; ya que la causa de beatificación comenzó en esa diócesis donde dos de ellas fueron asesinadas.
Según ha recordado el Cardenal Amato durante la homilía, las hermanas Fidela, Josefa y Facunda “no eran una amenaza para nadie pero fueron asesinadas porque el enemigo de Dios y del hombre entró en el corazón del hombre en modo del odio para suprimir a quienes hacían el bien”.
El Cardenal Amato también ha explicado que los tiempos de persecución de los cristianos aún no han terminado ya que, según ha dicho, “son la minoría más perseguida del mundo”. El Purpurado ha destacado que anualmente los cristianos asesinados por causa de su fe son más de 100 mil, “cada cinco minutos muerte un cristiano a causa de su fe”.
“Lo que nos recuerda que los cristianos son llamados en cada tiempo a dar testimonio de fidelidad y alegría”, ha precisado. También ha asegurado que “el martirio no se improvisa, ya que antes de su sacrificio supremo las tres religiosas eran ejemplares y auténticas siervas de la caridad de Dios hacia los enfermos”.
Dolores nació el 17 de septiembre de 1869 en la calle de la Iglesia, esquina con la Plaza del Teatro, Bañolas (Gerona). Dolores era la hija mayor del matrimonio formado por Lorenzo Oller Verdaguer y Margarita Angelats Frigola, una familia de alfareros, que heredaron el negocio familiar de sus antepasados y del que vivían todos ellos, junto con otros tres hijos: Salvador, Lorenzo y Teresa, y el abuelo Lorenzo.
Durante un tiempo fue novicia en las hermanas de Sant o José de Gerona, conocido también como Instituto Religiosas de San José de Gerona, fundado por María Gay y Tibau.[2] Durante un tiempo debió volver a su casa hasta el mayo de 1892 que volvió definitivamente al noviciado de Gerona, donde cogió el nombre de Fidela. Dos años más tarde, el 17 de noviembre de 1894, profesó por primera vez.
En 1911 es destinada a la comunidad de Malgrat de Mar (Barcelona), que gestionaba el Hospital de la población, con el cargo de superiora. La proximidad con la población de Mataró permite que su hermano Salvador la visite unas dos o tres veces (él era religioso marista y profesor del colegio San José de Mataró). El agosto de 1917 es traslada a la comunidad de Camprodon (Girona) dónde será nombrada superiora en 1918; entre 1921 y el 4 de junio de 1926 irá a Palamós (Girona), y en esta fecha cuando es trasladada a Gandia (Comunidad Valenciana) para fundar allí una comunidad y donde fue superiora.
El 28 de agosto de 1936 es encarcelada por un grupo de milicianos, subida a un camión y llevada a Valencia, para ser fusilada, junto a la Madre Josefa Monrabal, en la madrugada del 29 en el lugar conocido como la "Pedrera de Xeresa". Estaba cercana a cumplir 67 años de edad.
viernes, 10 de enero de 2020
Josefa María Ruano García y Dolores Puig Bonany
Josefa María Ruano García nació en el municipio de Berja, en la provincia de Almería (España), en el seno de una familia obrera. Sus padres fueron Antonio Ruano y María Raimunda García. En 1877 ingresó a la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en Valencia. Allí tomó el hábito en 1880, tomando el nombre de Josefa de San Juan de Dios. En la misma comunidad hizo su profesión temporal en 1880 y su profesión perpetua en 1895.
En la congregación, desempeñó los cargos de superiora en las comunidades de Cascante, Requena y Alcira. Los últimos años de su vida los pasó como superiora, en un segundo mandato, de la casa de Requena. Estando de servicio en el asilo que llevaban en este lugar, recibieron la orden de desalojarlo, el 29 de julio de 1936. Mientras la comunidad fue disuelta, Josefa de San Juan de Dios, junto con a otras dos religiosas, Dolores y Gregoria, fueron detenidas. Ese mismo día les dejaron volver al asilo. Sin embargo el 8 de septiembre siguiente, los milicianos detuvieron de nuevo a las religiosas y se las llevaron a la cárcel. El 8 de septiembre decidieron llevarlas a la cárcel de Alcira, pero estando en el pueblo de Buñol, en provincia de Valencia, las bajaron del carro y las fusilaron, dejándolas por muertas. Josefa y Dolores murieron inmediatamente, mientras que Gregoria se salvó y vivió muchos años.
Dolores Puig Bonany nació en Berga, provincia de Barcelona (España), el 11 de julio de 1857, en el seno de una familia obrera cristiana. Fue bautizada el mismo día de su nacimiento. Ingresó en la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en el asilo de Valencia, el 25 de septiembre de 1886. Al año siguiente vistió hábito, tomando el nombre de Dolores de Santa Eulalia. Profesó sus votos temporales el 27 de enero de 1889 y los perpetuos el 9 de marzo de 1892.[3]
Sus servicios como religiosa del instituto los ofreció en la casa de Requena hasta el día de su muerte. Fue fusilada por los milicianos del bando republicano, por su condición de religiosa, en el pueblo de Buñol, en Valencia, el 8 de septiembre de 1936, junto a una de sus hermanas de comunidad, Josefa de San Juan de Dios.
Culto
Gregoria testimonió el martirio de las dos religiosas al igual que el alcalde de Buñol, que fue quien la salvó y mandó que fuese curada de las heridas. Este testimonio fue decisivo a la hora de introducir el proceso de beatificación de Josefa y Dolores.[1] Las religiosas fueron beatificadas el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.[3]
El Martirologio romano recoge la memoria de la beata Josefa de San Juan de Dios el día 8 de septiembre, aunque su fiesta en el calendario universal se celebra el 6 de noviembre, junto a los santos y beatos mártires de España del siglo XX. Sus reliquias se veneran en la capilla del Asilo de los Ancianos Desamparados de Requena.[1]
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